
La decisión significó un duro golpe no sólo a las aspiraciones de la comunidad inmigrante de conseguir una pequeña reforma a las leyes migratorias sino también a la Administración del actual presidente Obama que por segundo año consecutivo, no logró cumplir con una promesa de campaña.
Como se recuerda, en el año 2008 Barack Obama prometió a los electores empujar una amplia reforma migratoria en el curso de su primer año de mandato, pero la crisis financiera, las guerras en los paises de Irak y Afganistán, los debates de las reformas de salud y medio ambiente, el desempleo y ahora la falta de respaldo bipartidista, sacaron de la agenda de prioridades el tema de la legalización de millones de ilegales.
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